Fisioterapia

¿Puedo/debo hacer ejercicio si tengo una enfermedad reumática?

El ejercicio es el tratamiento no farmacológico por excelencia en las enfermedades reumáticas, por lo tanto, resulta imprescindible.

Todavía existen muchos prejuicios y mucha desinformación en lo que respecta a realizar ejercicio físico cuando existe una enfermedad crónica de base, sobre todo cuando esta provoca dolor. En el caso de las enfermedades reumáticas, vuestra principal preocupación suele ser si hacer ejercicio empeorará la inflamación, las deformidades articulares, la rigidez o el propio dolor, y si podéis seguir haciendo las actividades que os gustan o si, por el bien de la enfermedad, es mejor abandonarlas.

¡Pero ocurre justo lo contrario! El ejercicio beneficia todas estas situaciones, mejorando la calidad de vida y la adaptación a la enfermedad.

¿Cómo ayuda el ejercicio a mi enfermedad reumática?

Los mecanismos fisiológicos que se activan en el cuerpo cuando realizamos ejercicio físico ayudan a:

– Disminuir la inflamación y la rigidez articular y muscular.
– Prevenir el avance de las deformidades articulares.
– Mejorar la fuerza y el equilibrio.
– Regular la sensación de dolor y de fatiga (cansancio).
– Facilitar el descanso nocturno.

Sin olvidar los efectos beneficiosos que produce el ejercicio de forma general, haya o no una enfermedad de base: mejora de la capacidad cardiorrespiratoria, reducción del riesgo de hipertensión y diabetes, prevención del deterioro cognitivo, reducción del estrés y del riesgo de depresión y ansiedad…

¿Hay algún ejercicio que esté contraindicado para las enfermedades reumáticas?

De forma general, lo aconsejable es escoger un ejercicio que te guste y te motive, porque por muy beneficioso que pueda ser un deporte concreto, si no te gusta dejarás de hacerlo antes o después. Por supuesto, caminar es la opción que nunca debería faltar.

Hoy en día hay muchísima variedad de ejercicios: baile, natación, hidroterapia, Pilates, senderismo, pádel, yoga, tai chi, bicicleta, … Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio es cuestión de probar entre varias opciones, teniendo en mente que no siempre se acierta a la primera.

En los centros cívicos y las asociaciones suele haber talleres de ejercicio a precios simbólicos, pueden ser una buena opción. Eso sí, sea en estas instituciones o en un gimnasio o piscina, asegúrate de informar siempre a los monitores de tu enfermedad para que lo tengan en cuenta.

Además, es recomendable acudir a un fisioterapeuta que valore de forma individualizada el tipo de ejercicio que más puede beneficiar a cada persona en función de su grado de afectación y del estadío en el que se encuentre la enfermedad.

¿Qué tipo de ejercicio es el que me viene mejor si tengo una enfermedad reumática?

Dentro de tu elección, serán necesarios dos tipos de ejercicio físico para englobar todos los aspectos de la enfermedad:

Ejercicio de resistencia: de intensidad moderada y duración más prolongada. Sirve para mejorar la capacidad cardiaca y respiratoria, la inflamación y el dolor. Por ejemplo, caminar 30 minutos todos los días.
Ejercicio de fuerza: de intensidad más vigorosa, menor duración y con resistencia al movimiento (pesas, bandas elásticas, el agua en hidroterapia). Sirve para aumentar la masa muscular y mejorar la resistencia a los esfuerzos musculoesqueléticos. Por ejemplo, hacer 10 minutos de ejercicios con pesas 3-5 veces a la semana.

Normalmente, en las clases grupales de ejercicios o de hidroterapia se trabajan ambas cosas durante la sesión.

¿Qué cantidad de ejercicio debo hacer si tengo una enfermedad reumática?

Lo ideal es realizar mínimo 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, repartidos en función del grado de afectación y de la fatiga (un síntoma habitual en las enfermedades reumáticas). Gracias a los estudios científicos sabemos que el beneficio del ejercicio es el mismo lo hagas del tirón o repartido a lo largo del día o de la semana, siempre que llegues a esos mínimos de tiempo.

Debemos contar con que la aparición de cansancio o molestias leves después de hacer ejercicio, como agujetas, entra dentro de la normalidad y desaparecerán conforme el cuerpo se acostumbre al ejercicio.

Si, por el contrario, sentimos un dolor intenso que persiste durante más de dos horas después del ejercicio, manteniéndose incluso al día siguiente, es señal de que hemos realizado demasiado ejercicio y será necesario reducir los tiempos.

¿Qué puede ofrecerme el servicio de fisioterapia de Federación LIRA?

Los fisioterapeutas de Federación LIRA tenemos una amplia experiencia trabajando con personas con enfermedades reumáticas.

Por un lado, ofrecemos sesiones individuales de fisioterapia en las que buscaremos, como especialistas en movimiento, el mejor tratamiento para reeducar, rehabilitar y mantener la movilidad de la persona. Para ello realizamos una valoración individualizada de cada caso y planteamos un tratamiento personalizado.

Aunque lo más conocido suelen ser las terapias manuales como el masaje, que buscan el alivio de los síntomas a corto plazo, la principal herramienta de los fisioterapeutas es el ejercicio físico adaptado, que permite que el alivio de los síntomas y todos los beneficios a nivel de fuerza, resistencia, flexibilidad, equilibrio, etc., se mantengan a largo plazo. Además, el ejercicio es una herramienta de autocuidado que empodera al paciente y lo hace responsable y activo en su tratamiento.

Por otro lado, organizamos Talleres de Movilidad en los que un fisioterapeuta coordina una sesión de ejercicios de forma grupal. De esta manera ayudamos a las personas con enfermedad reumática a instaurar hábitos saludables de ejercicio, a construir una red de apoyo y socialización con otras personas que están viviendo una situación parecida, y por supuesto a pasar un rato agradable y con muchas risas (¡esto último nos lo dicen ellos!).

Normalmente, en las clases grupales de ejercicios o de hidroterapia se trabajan ambas cosas durante la sesión.